Se me agolpan los días hermanados,
porque todo se funde en el crepúsculo
al caer de la tarde.
Un minuto, no más y la vida se pasa
y el rugir del silencio me abraza.
Mientras, el cielo sigue ahí envuelto en llamas
y los sueños se enredan en retamas
al caer de la tarde.
Con las sombras se adormecen los sueños
Y ya en la noche, con el viento, la nada…
En el fugaz presente ya pasado,
oculto en un mañana, por seguro esperado.
Una respuesta a «Los días hermanados»
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