Ladera abajo
mezcladas entre jaras
y húmedas en lágrimas
van cayendo palabras…
palabras, en láudano bañadas
que en el cerro del amor, dieron a luz amor en la agonía.
Palabras en oración vertidas,
clamor de corazones desgastados, en hombres
que mudos y en tinieblas se ocultan
tras el muro que tienen levantado.
Gentes que rondan los caminos
con los ojos vendados,
ocultos por la nieve, blancura del mundo que soñaron.
En el cerro del amor
de cenizas en sangre,
nacen hombres paridos del suplicio,
del llanto y del dolor del cuerpo frio.
En contracciones vuelta al sacrificio,
la mujer, con los surcos del llanto
tiende su mano temblorosa
al hombre arrodillado,
cristales son sus ojos,
sentidos rotos,
el corazón truncado,
y madre del dolor y ya sin hijo,
otros le vienen dados paridos del suplicio,
del llanto, del dolor, del cuerpo frío.
El viento silba,
y secas, gotas de lluvia en el madero suenan.
Unas notas perdidas,
un réquiem de dolor al aire llevan.
En la historia escrito queda,
y grabadas en piedra
las palabras se crecen.
…Y al fin, de cenizas en sangre,
hombres paridos del suplicio
renacen, del llanto y del dolor,
del cuerpo frio.